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lunes, 3 de marzo de 2014

Sending out an SOS

Hoy volvemos a repetir destino fotográfico. Como ya comenté en otra ocasión, cuando sales a "cazar" fotos nocturnas, lo más común no es irte a casa con un álbum fotográfico. Te puedes llevar varias fotos, pero buenas, buenas, puedes llevarte a casa 3 ó 4, si has tenido una gran noche, o 1 ó 2, en una noche normal. Ha habido noches que yo me he vuelto a casa con la convicción de que me había llevado una buena foto, y cuando la he revisado en el ordenador me ha cambiado la cara por completo. Lo mejor en ese caso es aprender de los errores cometidos para, en la próxima visita al lugar (porque debe haber una nueva visita al lugar), no cometer los mismos errores (si es posible, no cometer ninguno ;-))

La noche que visité el telégrafo óptico de Perales de Tajuña fue una de esas noches en las que me llevé 2 fotos a casa. Quizá el motivo es que el objeto de fotografía, el telégrafo, se presta a diferentes encuadres e iluminaciones atractivas. 

Como de costumbre, antes de visitar el sitio, busqué información sobre el mismo. Me llamó la atención que había muchas fotografías, desde varios encuadres, y, si no recuerdo mal, todas ellas me gustaron. Y es que, como digo, la torre da mucho juego. 

No voy a hablar del Telégrafo de Perales, pues ya lo hice en la anterior entrada, pero sí me gustaría hablar sobre los telégrafos ópticos. ¿Qué son estas torres con una especie de antena en lo alto? Resumiendo mucho, los telégrafos ópticos eran utensilios encargados de repetir un mensaje enviado por otro telégrafo óptico situado en un lugar visible desde el primer telégrafo. Los telégrafos ópticos se construían formando una cadena en la cual, cada telégrafo divisaba el anterior y el siguiente en la cadena.

El envío de mensajes se hacía de la siguiente forma: el operador del primer telégrafo de la cadena manejaba los controles del telégrafo colocando así los elementos del telégrafo de una forma que fuera reconocido por el operador del segundo telégrafo. Este operador repetía la operación del primero de forma que el operador del tercer telégrafo fuera capar de entender las posiciones de los elementos del telégrafo. Esto implica algo importante: debía haber luz de día, por lo que el escenario montado en la foto no podría darse nunca (salvo que el telegrafista quisiera pasar la noche en la torre :-)).

Interesante, ¿verdad?

Sobre la foto, lo cierto ese que la realización no difiere mucho de algunas ya mostradas. La iluminación de la pared de la izquierda, así como el primer plano, se iluminaron con mini-maglite, mientras el interior se iluminó con un flash sobre el que se colocó un gel naranja de 1 paso., y se disparó con un disparador remoto.

¿Cuál fue la secuencia de iluminación de la foto durante los 42 segundos que dura la toma? Sencillo. Lo primero fue acercarme a la torre. Acercándome por la zona de mayor oscuridad no hay problema de salir en la foto, pues en una foto, todo aquello en lo que no hay luz no existe. Una vez cerca de la torre, un par de toques al disparador remoto colocado en el flash dentro de la torre. Después, movimiento rápido a la izquierda de la foto para iluminar la pared izquierda. Poco a poco, moviéndome en círculo acercándome a la cámara. una vez cerca de la cámara, apago la linterna, me paso a la derecha de la foto y vuelvo a encender la linterna para iluminar la parte derecha, tanto suelo, como lateral del telégrafo.

Para sacar el color azul del cielo, marqué el balance de blancos de la cámara en una temperatura muy baja (aproximadamente la del color de la luz de la linterna y del flash con gel). Realmente lo que hacemos con este cambio de temperatura es compensar la temperatura de color de lo que estamos fotografiando. Es por esto el color azul del cielo y, en muchos casos, el color azulado de las estrellas.

¿Quieres ver dónde coloqué la cámara para disparar esta foto? Pulsa aquí


Los datos EXIF:

mara: Canon 500D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 42 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 400





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